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El plasma de convaleciente aplicado en los primeros días de enfermedad transformó el COVID-19 en un mal catarro en personas mayores

El estudio fue realizado por la Fundación INFANT (organización sin fines de lucro, cuya misión es investigar las causas de enfermedades respiratorias) a mediados del año 2020 en plena pandemia, y evaluó la eficacia de la administración temprana de plasma de convaleciente con altos anticuerpos en adultos mayores con enfermedad leve. Se observó que su aplicación disminuye un 60 % la posibilidad de que estos pacientes necesiten oxígeno durante la enfermedad.

El trabajo de investigación, liderado por el Dr. Fernando Polack, demostró que el plasma de convalecientes administrado en personas infectadas mayores de 65 años con comorbilidades y en todos los mayores de 75 años es eficaz para evitar que el COVID-19 se transforme en una enfermedad respiratoria grave, siempre que se lo administre dentro de las primeras 72 horas de la aparición de síntomas.

De esta manera, y en línea con el uso de derivados del plasma -como la gammaglobulina hiperinmune- y las drogas antivirales en otras enfermedades-, el plasma rico en anticuerpos actúa al comienzo de la enfermedad evitando que avance, a diferencia de los ensayos realizados en pacientes graves donde detener la progresión del COVID-19 se hace más difícil y no se han encontrado beneficios concluyentes en su utilización.

“El plasma es sólo un vehículo que lleva anticuerpos. El 28% de las personas tiene, según nuestro estudio, la cantidad de anticuerpos necesarios para donar plasma para este tratamiento. Los pacientes que tuvieron neumonía o necesitaron internarse son quienes más anticuerpos suelen producir”, explicó Polack.

Acerca del estudio

El diseño de este estudio fue aleatorio, doble ciego y controlado con placebo. Esto significa que la mitad de los pacientes recibió al azar plasma de alto título de anticuerpos y la mitad restante placebo (solución fisiológica), sin que médicos ni participantes supieran qué sustancia se administró a cada individuo. Este método se usa para garantizar la imparcialidad en la evaluación de los resultados.

Una vez que todos los pacientes que participaron del estudio recibieron plasma o placebo se comparó la evolución de la enfermedad en ambos grupos. De los pacientes efectivamente tratados con plasma sólo 9 necesitaron oxígeno contra 23 que recibieron tratamiento con placebo.  Se estima que una de cada 6 personas tratadas con plasma que hubiera tenido enfermedad severa de no haberlo recibido, no llegó a desarrollarla.

“Este es el único estudio en el mundo contra el SARS-COV2  que se hizo con esta metodología rigurosa de comparación temprana de un grupo contra otro y, por lo tanto, otorga evidencia  de que la enfermedad no avanzó debido a la administración del plasma y no por otras razones”, explicó la Dra. Romina Libster, una de las autoras principales del trabajo, médica pediatra especialista en vacunas.

“Durante todas las etapas, el proyecto, que involucró a alrededor de 400 personas,  requirió de minuciosidad para ensamblar los distintos eslabones y cubrir tanto las necesidades científicas como logísticas”, contó Gonzalo Pérez Marc, uno de los principales autores del trabajo y actual Director General de Equipo.

Este estudio, realizado por científicos argentinos, fue la primera evidencia en el mundo de un tratamiento universal, accesible y seguro que puede salvar vidas hasta que haya vacunas disponibles.

El ensayo se realizó entre los meses de junio y octubre del 2020 e involucró a 160 adultos mayores de 65 años con al menos una comorbilidad (hipertensión, diabetes, obesidad, insuficiencia renal y/o enfermedad pulmonar obstructiva crónica), y a todos los mayores de 75 años. El programa articuló esfuerzos del sector público y privado, congregando hospitales de la Provincia de Buenos Aires y sanatorios de la Capital Federal y contó con el apoyo del Ministerio y Secretaría de Salud respectivos, el PAMI, el Hospital Militar Central, diversos actores del área de salud y centenares de voluntarios.

Un Comité de Monitoreo de Seguridad y Datos (DSMB) independiente supervisó el estudio monitoreando su calidad y el bienestar de los pacientes. El estudio se financió mediante un subsidio de la Fundación Bill & Melinda Gates y el Fondo de Pandemia de la Fundación INFANT que congrega a numerosas empresas nacionales y aportantes privados.

La investigación se llevó a cabo con la colaboración del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) y la Fundación Hematológica Sarmiento en el Hospital Dr. Carlos Bocalandro, el Hospital San Juan de Dios, el Hospital Simplemente Evita, el Hospital Central de San Isidro Dr. Melchor Ángel Posse, la Clínica Olivos y una red de unidades geriátricas de atención ligadas al PAMI en la Provincia de Buenos Aires, y en el Hospital Militar Central, el Centro Gallego, el Sanatorio de los Arcos, el Hospital Universitario CEMIC, el Sanatorio Sagrado Corazón, el Sanatorio Anchorena y el Sanatorio Finochietto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.